El otro día en un funeral, expresé que la muerte es realmente un misterio. Era un joven el que había muerto y yo clasificaba de misterio la muerte…  ¡Un chico tan joven!

Pero fue más tarde que descubrí que la muerte no es un misterio.

Sabemos que todo lo viviente muere: mueren los árboles, las plantas, los animales, los hombres… Claro que nos parece comprender mejor que mueran los mayores y, en cambio, nos sorprende la muerte de un niño. Incluso, fácilmente, comprendemos que mueran «los otros». Nos cuesta más comprender que mueran «los nuestros», y, sobretodo parece imposible morir yo. Pero sin embargo podríamos decir que morir no es ningún misterio. Es natural que muramos.

¿Quién nos ha metido en la cabeza que no es bueno morir? Sólo los «dioses» no mueren. Es de humanos el morir.

Por el contrario, lo que sí es un misterio es la vida. ¿Por qué yo existo?… ¿Por qué
tú?…¿Por qué nosotros -en concreto- somos?

Yo antes no era, no existía, no tenía necesidad de existir y sin embargo ahora existo.

¿Por qué? ¿ Qué misterio es el que hace que yo…, tú…, nosotros existamos?

Realmente la muerte no es ningún enigma. Es «natural» que muramos.

Lo que realmente es, sí, un misterio, es que existamos. ¡Qué sorpresa existir! ¡Qué suerte es, qué gozo y qué cariñoso misterio que tú, yo, nosotros, existamos!

Por Josep Lluis Socías Bruguera
Minutos de Radio, Vivir la fiesta cada día
Editorial Edimurtra